El 2020 fue un año sumamente complicado para las producciones de cine y las series para servicios de streaming, pero nos trajo una joya de serie sobre ciencia ficción, teologÃa, filosofÃa y otros conceptos mas que interesantes de la mano de Ridley Scott donde esta ocasión nos hizo a viajar al planeta Keplar-22 para desarrollar la historia sobre estos dos androides junto a jun grupo de niños y sobrevivientes a una guerra que acabó con la Tierra y toda la raza humana, la intención es preservar la especie a como dé lugar. Llevando este mundo fantástico a un nivel poco común en el género era lógico que HBO Max diera luz verde para una segunda temporada y que continua explorando este mundo.
Luego de haber detenido a Marcus y los seguidores de Sol, Madre y Padre finalmente consiguen un poco estabilidad para sus hijos en una nueva zona del planeta donde una nueva colonia humana se lleva acabo con un grupo llamado el Colectivo. Sin embargo, la criatura misteriosa que Madre dio a luz todavÃa sigue viva y comienza acecharla levemente al igual que al resto de la colonia. Por otro lado, Marcus bajo la influencia de lo que el cree que es Sol, comienza a crear una nueva comunidad con la intención acabar con Madre. Pero todos estos bandos se verán afectados por la misteriosa entidad que habita en el planeta.
Esta segunda temporada contiene una dosis mucho mas reducida a los conceptos que la hicieron explotar a la serie y que la convirtió rápidamente en una maravilla visual, todo se siente mas plano y mas sencillo, que en algún aspecto es funcional ya que recibir tanta información y ser tan abrumado de ideas como fue la primera temporada puede ser un poco difÃcil de seguir el hilo. Sin embargo, acá sabe trabajar sobre lo ya expuesto y agiliza el trabajo de traer nuevas ideas a este universo. Si bien, ha quedado todo mas reducido a una serie survival convencional, también influenciado por la ausencia de Ridley Scott en la frenética dirección que suele manejar el cineasta, ahora podemos enfocarnos con mas soltura y sin tanta tension a todo lo que sucede.
Todos los temas y la trama de la serie comienzan a fusionarse en varios contextos emocionales y filosóficos interesante y de esta manera sigue duplicando las apuestas y muestra poca pereza a la hora de plantear giros salvajes, una mitologÃa en constante evolución y el drama interpersonal con más personajes, amenazas y construcción de mundos. Esta nueva temporada se mete en un jardÃn más difÃcil de lo que ya era y esto deja huella en la pulcritud narrativa de estos primeros episodios, que pierden algo de la urgencia absorbente de la primera entrega.
El nuevo entorno permite un marco más grande para la familia nuclear disfuncional y la particular guerra santa que tiene lugar, invirtiendo algunas de las dinámicas que estableció anteriormente, desafiando el papel de los androides y su relación con los humanos y dilemas morales que ponen en aprietos a la inteligencia artificial, como las dudas sobre qué hacer con el Número 7 (la criatura que Madre dio a luz en la pasada temporada), cuando el monstruo comienza a aterrorizar a la colonia y los colonos deciden cazarlo, con la propia Madre a la cabeza, aunque obviamente no esté dispuesta a simplemente matar a tiros a su propia descendencia.
"Raised By Wolves" sigue siendo de los mejores contenidos que HBO Max ha ofrecido a los suscriptores, a pesar que de que esta nueva administración de Warner Bros tomo la decision de cancelar la serie debido a los costos de producción que la misma llevaba. Una verdadera lastima para un producto que planteaba un nuevo mundo super interesante y rico para seguir explorando, y que además de la fantasia que veÃamos, conseguÃa plantear conceptos filosóficos, religiosos y existenciales de una manera que pocas producciones pueden hacerlo con la naturalidad y fuerza que esta serie lo hacia. Inconclusa quedara la historia de Madre, Padre, Marcus, Campion, Paul y el resto de nuestros protagonistas en Keplar-22, pero que de alguna manera es lo que Ridley Scott quiso hacer en Prometheus y no pudo hacerlo previamente.
Escrito por Julian Servin
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